El fin de semana pasado estuve en
Bilbao, paseando por el Casco Viejo y me detuve en el Mercado de La Ribera.
Desde el exterior, pude visualizar un edificio de hormigón visto con grandes
paños acristalados. El mercado está compuesto principalmente por una estructura
rectangular pero uno de sus laterales contiene una forma de medio cilindro
decorada con columnas y grandes vidrieras que dejan pasar la luz al interior en
su totalidad. Presume de una fachada un tanto llamativa con esa combinación de
colores rojo y gris.
La parte de la entrada, también construida
en vidrio, se refugia entre dos enormes pilares decorados como columnas romanas
con detalles florales y unos arcos de medio punto en la parte inferior. En la
parte central, se visualiza un escudo y un balcón que sobresale por el costado.
Nada más pasar la puerta, a la
izquierda se sitúan unas escaleras en forma de caracol revestidas de los mismos
colores que contiene la fachada. En el techo, se aprecia un gran ventanal en forma
de decágono que deja pasar la luz al interior como si en el exterior
estuviésemos.
Por saber un poco de su historia,
este mercado se construyó en 1840 estando los puestos sin cubrir y poco a poco
se fue construyendo una estructura de hierro y cristal. En 1928, con el
objetivo de ampliar el número de puestos, se realizó un nuevo mercado de
hormigón armado, con espacios abiertos y buena ventilación, creando un mercado
del estilo Art Decó. En el año 2008, tras una profunda investigación, se dieron
cuenta de que había un déficit estructural debido a la composición del hormigón
armado: se había utilizado arena de playa para ello. Consecuentemente, se
realizó otra reforma siendo la estructura de la que podemos disfrutar el día de
hoy.
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