La historia del Teatro Arriaga
tiene que contar ya que por diversos acontecimientos el teatro ha ido cambiando
a lo largo del tiempo. En 1799, la villa contó con el primer local exclusivo
para las artes escénicas, un coliseo en la calle Ronda. Desafortunadamente,
aquel edificio quedó completamente destruido por un incendio en 1816.
Hasta 1934, hubo un teatro
provisional y este mismo año, se levantó el llamado “Teatro de la Villa” o
“Teatro Viejo”, de estilo neoclásico. Éste se instaló en el Arenal, el mismo
terreno que ocupa hoy el Arriaga. Permaneció en pie hasta 1886,
año en que fue clausurado y empezó su derribo. Había sufrido dos guerras
Carlistas y se había quedado pequeño para la población de Bilbao que seguía
creciendo.
El 31 de mayo de 1890, de la mano
de los arquitectos Joaquín Rucoba y Octavio de Toledo, se construyó en “Teatro
Arriaga”. Era neobarroco y con planta en forma de herradura. Estaba dotado de
luz eléctrica. Además, los aficionados pudieron seguir desde casa gracias al teléfono las primeras actuaciones
musicales que costaban quince
pesetas. Tenía una decoración clásica junto con los últimos adelantos
tecnológicos del momento. Tan solo duró 25 años ya que la noche del 22 de
diciembre de 1914, un incendio lo quemó.
El 5 de junio de 1919 se
reinauguró el Arriaga, un edificio más amplio y mayor seguridad gracias a la
reconstrucción de Federico Ugalde. En 1924, la Sociedad Anónima
Nuevo Teatro de Bilbao arrendó la explotación del Arriaga a la familia Diestro
y en 1978, esta sociedad se disolvió y la propiedad del Arriaga pasó a manos
municipales. Apenas diez días después de que el Ayuntamiento comenzara a
gestionar el centro, fue clausurado debido al mal estado en que estaba el
edificio.. Eran malos tiempos para emprender una remodelación y el Arriaga tuvo
que esperar a la llegada de la primera corporación democrática, en 1980, para
repararlo.
El edificio se construyó con una
nueva estructura de hormigón y lo que en principio iba a ser una reparación
parcial se transforma en un ambicioso proyecto global de restauración. En 1984,
el Ayuntamiento decide desalojar los locales comerciales de la planta baja, que
habían quedado completamente destruidos debido a las inundaciones de dicho año.
Estas obras plantearon una serie
de cambios en la imagen del edificio así como la construcción de una escalera
imperial a dos manos en el interior o la ampliación del vestíbulo principal los
cuales le dan la actual apariencia. Además, se colocó en el primer piso un
busto del compositor que da nombre al Teatro: Juan Crisóstomo de Arriaga. Las
nuevas obras fueron dirigidas por Francisco Hurtado de Saracho, que recuperaron
el interior con una decoración de la época y en la línea de la Opera de París.
El 5 de Diciembre de 1.986 el Teatro reabrió sus puertas, precisamente de la
festividad de San Nicolás de Bari, a cuya Parroquia pertenece.
Hoy en día, el Teatro Arriaga es
gestionado por una sociedad anónima, de capital municipal. Actualmente, es
centro de innumerables actos culturales, a precios asequibles, y, sobre todo,
hay que destacar sus tres vías de venta de localidades: las taquillas del
propio Teatro, los cajeros Teleka de la BBK e internet. Estas tres vías están
permitiendo la venta anticipada de localidades y proporcionando unos ingresos
muy apetecibles.
Cita la bibliografía que has usado para redactar este post
ResponderEliminarLee las dos advertencias inexcusables que he puesto en la página principal del curso donde esán todos los enlaces: http://culturadeldiseno2013.blogspot.com.es/2015/09/3-cultura-del-diseno-2015-2016.html
La última fotografía que habéis utilizado en el post es del Teatro Romea de Murcia, no del Arriaga. Aunque se parecen entre sí, se pueden ver las diferencias.
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